Los hombres y mujeres observaron con preocupación el cielo. Día tras día, el sol había brillado sin tregua y ni una gota de lluvia había caído. Todos, incluyendo los animales, tenían sed y en los campos las cosechas morían en la tierra agrietada.El jefe dijo: por mucho tiempo han rezado a Yuku, el dios de la lluvia, pero como si estuviera sordo, no los ha escuchado. Si él no viene, no habrá más remedio que dejar las tierras ancestrales para busca...