El imparable viento de la globalización desdibuja los contornos y las diferencias que Japón ha tratado desde siempre de afirmar como identidad. La anomalía japonesa se está deshaciendo, lo cual crea un problema de identidad, una crisis de sociedad. Japón se ha mirado siempre en el espejo chino. Aunque los últimos decenios han sido una excepción, durante los cuales el centro de influencia en extremo oriente se desplazó a Tokio. Pero ahora esta exc...