Durante toda su vida, Penélope Featherington ha sido esa presencia casi invisible a la que todos conocen, pero nadie presta atención. Ha asistido a todos los bailes de la aristocracia de Londres, cada vez más acostumbrada a su papel de muchacha callada, a la que nadie saca a bailar si no es por la insistencia de alguna piadosa dama. A sus veintiocho años, ya se ha resignado a ser una solterona destinada a pasar sus días cuidando a su madre. Per...