Cuando leí de su propia pluma que Gonzaloarango había sido virgen hasta los diecisiete años, literariamente hablando, de inmediato me identifiqué con él. Más o menos con esa misma edad, dejé de sentirme intimidado por aquellos que habían sido devoradores de libros en la infancia, y de repente tuve la revelación de que también la propia vida podía ser tema de la literatura. Ese tipo de mensajes son típicos de Gonzalo. Son parte de su inteligencia ...