Una infidelidad no tiene que ser el fin del mundo. Al menos, para Amanda no lo fue. El día en que descubrió en su novio el sabor al preservativo que nunca usaba con ella, pensó que lo sería, pero el viaje que inició a raíz de la traición la llevó a disfrutar de su cuerpo como no lo había hecho antes. En Miami se reencontró con su ex, en el avión a Nueva York conoció a una especie de príncipe moderno, en la gran ciudad se aventuró con Tinder y a v...