Este libro está concebido y organizado como cuadros de una exposición. Cada una de sus salas lleva por nombre una pintura del surrealismo, postura ante la vida de la que este libro es deudor juicioso. En las salas hay diversas puertas que conducen a la lectura de cuentos cuya esencia reposa en el ánimo permanente de contar. Son textos que recrean metáforas de la vida, por lo que en ellos discurren la parodia, la irreverencia, la paradoja, el humo...