Aquella noche de fresco verano, estaba presente un reluciente sol de medianoche, como un disco de oro colgado en un firmamento de ilusión, y encendiendo de vivos colores todo a su alrededor, iluminando los corazones con luces contradictorias de esperanza y nostalgia. Un paisaje propio de las regiones septentrionales más extremas del planeta, tal como lo era la ciudad de Reikiavik, en Islandia.El horizonte lejano se ilumi una sorprendente paleta c...