Vivimos en un mundo virtual en el que cada vez le damos más realidad a lo que existe en el ciberespacio, cada vez volcamos más atención y energía mental, e incluso afectiva, a lo que transcurre on line. Como en toda época de la historia, esta era exuda ambigüedad: desarrollos maravillosos para la humanidad se combinan con nuevas armas para la construcción de un sistema de dominación cada vez más eficiente.