Un libro rico en perspectivas y promesas, en las canciones que moldearon la infancia y en espacios que ahora vacíos traen susurros y memorias, sea un juzgado o sea el propio decurso del libro con su poética inherente, como la que refleja sus aforismos finales. El Jurado destaca en primer lugar, un tono preciso para rescatar objetos concretos ? los tenis, por ejemplo, para sobreaguar la lluvia. El recuerdo de la abuela, una niña y un balón platead...