Fernando y Antonia encarnan, en estas páginas, a dos jóvenes que aman con el corazón desnudo y los ojos llenos de fe. Su afecto es puro y soñador, pero sus vidas son reales y difíciles. Nada en sus destinos es sencillo y superficial. Ellos dos no sólo se aman, ni se aman solos. su amor está acompañado de muchas otras emociones y están rodeados de personas con quienes comparten su vida y, al mismo tiempo, los definen en sus roles de hijos, amigos, estudiantes y hermanos.
Fernando y Antonia son únicos e irrepetibles, pero cualquiera puede mirarse en ellos como un espejo claro y hondo, como en las aguas de un límpido estanque.