En los juicios, como advierte Ambrose Bierce, la justicia obedece a un ejrcito de contraste, este es: hacer aparecer a los jueces, abogados y jurados como ngeles, y a los acusados como demonios dignos de los ms horrendos suplicios. En los procesos de reconciliacin deberamos transitar por la acera mundana del mutuo reconocimiento de errores, y comprobar que las lneas fronterizas entre victimas y victimarios son demasiado tenues y que la culpa est ...