En un mundo dominado por lo material pero en el que, paradójicamente, las cosas han perdido su valor, Luis García Montero emprende, con elegancia, ironía y gran sensibilidad, este hermoso inventario. Repasa y revisa algunas de sus pertenencias, guiado por la necesidad de «tocarlas una a una, como un deseo de rebeldía, como una forma de resistencia». «Los banqueros cuentan sus beneficios, los políticos sus votos y los poetas sus cosas. Cuentan y r...