La decadencia de una familia comienza cuando a alguien le da por hipotecar la casa. Esta historia, impecablemente escrita, demuestra, con humor y una enorme carga de ironía, que basta una idea para acabar con toda una tradición. Las reflexiones, a veces alucinantes, de Agustín, el protagonista de la novela, son sarcásticas pero no menos nostálgicas. En el fondo de esta narración hay una buena dosis de tristeza, que acompaña a la sorpresa que sie...