La admiración por la naturaleza parece acentuarse a medida que aumenta la población mundial y crecen las ciudades. Cuanto más nos alejamos de la tierra, más fuerte es el anhelo de retornar a ella. Cultivar un jardín o un huerto se ha convertido en una forma de rebeldía y solidaridad, de lucha por los derechos sociales y la sostenibilidad del medioambiente. Pero ver crecer lo que sembramos es sobre todo una de las fuentes más genuinas de gozo. Ade...