El jazz desembarcó en Europa con las tropas estadounidenses en los últimos compases de la I Guerra
Mundial y empezó a escucharse en España—sobre todo en Barcelona y Madrid—aproximadamente al
mismo tiempo que en el resto de países europeos. La nueva música llegada de Norteamérica no dejó a
nadie indiferente: sus detractores la criticaban duramente por su supuesto carácter lascivo e inmoral y sus
defensores la exaltaban como símbolo de libertad...