En su libro Salvo el crepúsculo, Julio. Cortázar habla sobre sus amigos, a quienes se refiere como "livianamente hermanos del destino, dioscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote en tanto remolino'". En el juego de la vida, como en su literatura, la amistad fue un motor que lo condujo permanentemente. Corno valor más preciado, lo llevó a encontrar diferentes pensamientos y culturas que lo llenar...