Julio conoce el secreto para decir cosas bellas, pero no lo sabe. Él va por ahí, sin intención, recogiendo voces y palabras que después vuelve poemas en un ejercicio que, para fortuna de sus lectores, no parece dolerle mucho. Aquí esta el resultado de una soledad vivida con el viejo vital de la poesía. Con esto es suficiente, no mas fiestas de confeti, a Julio no le gusta, dejémoslo tranquilo, él necesita silencio para seguir embelleciendo estos...