En esta obra se analizan las violencias sociales estructurales que definen los escenarios latinoamericanos, destacando expresiones conspicuas de las violencias estructurales como son las de género (con el feminicidio como su condición límite) y el juvenicidio (al que se ha identificado como precarización social y simbólica y que deviene asesinato sistemático y persistente de jóvenes como víctimas principales de las violencias estructurales que afectan a América Latina y el mundo. También se reflexiona sobre los desplazamientos, las desapariciones forzadas de personas y las violencias producidas desde los entramados del narcotráfico y del llamado crimen organizado.