De los hombres del siglo xix que he conocido, ninguno como Sanín Cano me ha dado una sensación más clara y directa de lo que fue, de lo que representó ese siglo como expresión liberal, generosa y abierta, del pensamiento de la cultura, de la sensibilidad artística. [...] Ciertamente, a mí me parece que nada tienen ya que enseñarle los libros y los hombres a quien, como Sanín Cano, ha leído todos los libros y ha conocido todos los hombres. [...] Pero a pesar de ello, su capacidad de análisis y su posición ante la vida y el arte lo llevan a interesarse en el eterno espectáculo de la criatura humana empeñada ahora, como hace miles de siglos, en hallar una consonancia perfecta entre el mundo de sus sueños y la inequitativa realidad cotidiana. [...] En un ámbito intelectual como el nuestro, Sanín Cano parece y es una figura excepcional. [...] Los libros, los ensayos de Sanín Cano responden a una sensibilidad y a un criterio universales de las cosas y de los hechos y están iluminados por la gracia esbelta y severa, al mismo tiempo, de una larga, sabia y fructuosa experiencia intelectual.Hernando Téllez, “Retrato de un artista”, en: Diario